El depósito de agua demuestra que La Flecha tiene más de medio siglo a su espalda, cuando los primeros vecinos que empezaban a establecerse carecían de agua, luz, alcantarillado y servicios públicos. El alcalde por aquel entonces era Saturnino Torres, encargado del vecindario de La Flecha, que decide costear junto con otros vecinos la llegada de la luz desde el otro lado del río y la canalización de agua.
Se construyó sobre una gravera y tierras baldías con la zona baja del Pago del Can, cercano al humedal de la charca del Prior, dónde se construyó un pozo que conectaba a través de canalización con el depósito, que bombeaba y almacenaba el agua.
Es visible en su totalidad desde la Plaza España, ya que se encuentra en la zona más elevada del Casco Antiguo de La Flecha, en la Calle Cierva, predominando sobre las casas y edificios.
La característica principal de su construcción es el revestido de ladrillo, típico en las construcciones del siglo XX. Construido en forma de cilindro desde la base hasta la parte superior donde se abomba. El tejado es rematado en la cúspide por un palomar, donde las aves habitan y anidan, que a su vez tiene un pequeño tejadillo con un pararrayos.